nadando a sus anchasen la agricultura brasileña. Tras la crisis del capitalismo internacional, los precios medios de las commodities agrícolas se duplicaron. Eso representó un enorme aumento en la tasa de ganancia, y una corrida de los capitalistas de todo el mundo para comprar tierras en Brasil, y en América Latina, y controlar la producción de las mercancías agrícolas.
Resultado: Brasil experimentó en años recientes el mayor índice de concentración de tierras de todos los tiempos. Está en curso una enorme concentración de la producción agrícola, que destina 85 por ciento de todas las tierras agrícolas a sólo cuatro productos: soya, maíz, caña y ganadería. La economía brasileña retornó a los tiempos coloniales y se volvió agro-exportadora, mientras la industria cae y representa sólo 15 por ciento del PIB.
El agronegocio concentra tierras y producción. Aumenta su dependencia de los fertilizantes importados, que en 2011 alcanzó la cifra de 28 millones de toneladas. Se transforma así a Brasil en el mayor consumidor mundial de venenos agrícolas que contaminan el suelo, las aguas y hasta la atmósfera, matan vegetales y animales; el cáncer prolifera, se registran más de un millón de casos por año, de los cuales, según el Instituto Nacional del Cáncer, ¡solamente 40 por ciento sobrevivirán!
El agronegocio desequilibra el medioambiente con la deforestación y destruye la biodiversidad. Altera el clima. Pero sigue ganando mucho dinero.
¡Todo eso es saludado por la prensa burguesa como el éxito del progreso!
Joao Pedro Stedile
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